A lo largo de los siglos, varias culturas han considerado a la esmeralda como una piedra poderosa.
Las minas se encuentran prácticamente en todos los continentes, a saber, EE. UU., Brasil, Afganistán, España, Sudáfrica, Zambia, Suiza, Camboya y China. Las primeras minas de esmeraldas registradas son las del sur de Egipto (hace más de 2000 años). Aún así, las esmeraldas que se consideran unánimemente las más bellas y de mejor calidad del mundo son las de Colombia, que producen más de la mitad de todas las esmeraldas.
El color, la claridad, el corte y los quilates son los cuatro factores que se utilizan para determinar el valor de una esmeralda, siendo crucial el color.
Las esmeraldas valiosas y de excelente calidad son muy transparentes, siendo el color más apreciado el verde vibrante o azulado, con saturación uniforme y sin zonalidad de colores.
Cuanto menor sea el número de inclusiones, mayor será su transparencia y, en consecuencia, mayor será su precio. Sin embargo, la mayoría de las esmeraldas tienen inclusiones, y esto puede ser muy importante para determinar su origen natural, ya que el mercado está inundado de esmeraldas sintéticas (Gilson, hidrotermales, etc.) así como su origen geográfico.
La rareza de esta piedra preciosa también es un factor importante, ya que hay menos esmeraldas en el mundo que diamantes, por lo que las esmeraldas de alta calidad pueden valer más por quilate que los diamantes.